Si eres asiduo de servicios como Netflix o similares, seguramente te ha sucedido algo como lo siguiente: te dispones a ver tu película favorita o la serie en turno, y te encuentras con que ha desaparecido del catálogo, o bien, con un aviso de que eso sucederá pronto. ¿Por qué las plataformas de streaming eliminan contenido de sus catálogos de manera rutinaria?
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Es una pregunta que no tiene una sola respuesta, y cada una de ellas viene con sus respectivas complicaciones según cada plataforma, película o serie, y hasta la región desde donde se vea. Vamos por partes.
Las principales razones por las que las plataformas de streaming eliminan contenido
Licencias y derechos
El principal motivo por el que una película o serie puede abandonar el catálogo de alguna plataforma es por el vencimiento de su acuerdo de licencia.
Para los mortales: una película o serie es creada por una compañía productora, que puede vender (o no) los derechos de exhibición o transmisión a una distribuidora cinematográfica, canal de televisión o plataforma de streaming. A veces, los servicios de streaming pueden ser una tercera instancia, que compra esos derechos a las distribuidoras o canales.
Estos acuerdos de licencia tienen una duración delimitada, que puede ser de meses hasta años.
Servicios como Netflix pueden decidir si pagar por la renovación de esa licencia, al sopesar el costo-beneficio según la popularidad de esa película o serie en sus fronteras.
Pero también es posible que la compañía propietaria de esos derechos simplemente decida no acceder a la renovación. Hubo un tiempo en que Netflix, por ejemplo, alojaba producciones de todos los grandes estudios de Hollywood, como Disney o Warner Bros. Cuando estos optaron por entrar al mercado del streaming con sus propias propuestas (Disney+ y HBO Max, respectivamente), optaron por no renovar esas licencias con Netflix, para llevarse sus títulos a sus propios catálogos.
¿Qué hay de los contenidos “originales” de las plataformas?
En las “guerras del streaming”, las exclusivas son el rey. Netflix, Prime Video, Disney+, HBO Max y demás tienen sus películas y series “originales”, no disponibles en ningún otro servicio, lo que daría a entender que los encontrarás en sus respectivos catálogos por siempre. Pero siempre hay “letra chiquita” que considerar.
Pongamos el caso de los originales de Netflix. Rara vez se trata de producciones creadas por Netflix como estudio por sí sola. Gran parte de los casos son películas o series coproducidas por el gigante del streaming y otro estudio; o bien, producciones cuyos derechos de distribución internacional son adquiridos por la plataforma.
Para el primer caso, podemos poner como ejemplo a la aclamada serie de Daredevil, así como las otras producciones basadas en personajes de Marvel Comics. En realidad, todas ellas eran series creadas por ABC Studios y la hoy extinta Marvel Television (ambas divisiones de The Walt Disney Company), y Netflix solo adquirió los derechos de transmisión. Cuando estos vencieron, Disney optó por no renovarlos para retirar los personajes y poderlos utilizar en sus franquicias.
En el segundo caso, podemos citar a la serie noruega de crimen Lilyhammer. Promocionada bajo el sello de Netflix Originals como una de las primeras exclusivas del servicio (en la época en que títulos como House of Cards eran novedad), en realidad la producción se transmitió primero por el canal televisivo NRK1 de Noruega.
De acuerdo con el sitio What’s on Netflix, la licencia de 10 años expirará en noviembre de 2022, por lo que la serie abandonará el catálogo de la plataforma en ese mes.
En otras palabras, ni siquiera el llamado contenido “original” está a salvo (lo que es un gran argumento para poseer películas y series en formato físico, como DVD o Blu-ray).
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Lo cual nos lleva a otro de los motivos por el que las plataformas de streaming eliminan contenido de sus catálogos.
Cambios de manos
Esto es más una continuación del motivo anterior, pero es bueno mencionarlo.
Las licencias de contenido pueden ser exclusivas, pero no siempre lo son. O a veces, pueden serlo parcialmente por “ventanas”.
Por ejemplo, la vida de un estreno cinematográfico luce más o menos así: primero, la “ventana” de exclusividad en cines (tradicionalmente de 90 días, aunque luego de la pandemia se ha reducido a más o menos la mitad).
Después viene la ventana de streaming que, a su vez, se puede dividir según el tipo de plataforma: primero las transaccionales (como Google Play, Apple TV o Cinépolis Klic), luego las de suscripción (Netflix, Disney+, etcétera) y mucho después las gratuitas con anuncios (como Pluto TV). En algún punto de la ventana de streaming, también vienen los lanzamientos en home video (DVD, Blu-ray y Blu-ray 4K).
Claro que las exclusivas pueden saltarse varias partes de ese proceso. Históricamente y con muy pocas excepciones, Netflix estrena sus originales directamente en su plataforma, sin pasar por cines (aunque esto está comenzando a cambiar). Disney+, Star+ y HBO Max aún cuentan con esta clase de exclusivas también.
Pero volviendo a las licencias, una película puede tener su camino trazado de la siguiente forma: primero, su estreno en cines; luego de 45 días, será lanzada exclusivamente en plataformas de streaming transaccionales, para luego dejar pasar otra ventana y llegar a una sola plataforma de suscripción.
En México y otros territorios de América Latina, Sony Pictures tiene esa estrategia. Sus películas de cine llegan primero a servicios como Apple TV y Cinépolis Klic, para luego llegar a HBO Max por un acuerdo de exclusividad con la plataforma de Warner.
Lo cual no quiere decir que se quedará ahí para siempre. Esas licencias también expiran, por lo que esas mismas películas eventualmente dejarán HBO Max para irse a Netflix, Star+ o Prime Video, por ejemplo. En caso de que te mueras de ganas por ver Morbius de nuevo.
Los beneficios fiscales
Si escuchaste sobre la infame cancelación de la película de Batgirl para HBO Max (a pesar de haber estado casi terminada), sabrás que la decisión fue solo la punta del iceberg de una serie de movimientos en el catálogo del servicio. Poco después, desaparecieron sin dejar rastro producciones ya estrenadas como Las brujas con Anne Hathaway y An American Pickle con Seth Rogen.
Para no hacer el cuento muy largo, digámoslo así: la recién formada Warner Bros. Discovery adquirió una deuda gigantesca, así que la directiva de su nuevo CEO, David Zaslav, fue buscar hasta debajo de las piedras para reducir costos.
Una vía para lograrlo es la deducción de impuestos. La ley estadounidense permite tomar ciertos gastos como deducciones al total de ingresos gravables. Para Warner Bros. Discovery, esa deducción podía hacerse de los pagos de licencias que HBO Max, como servicio, hacía a otras divisiones de la compañía, como la propia Warner Bros. Pictures.
En resumidas cuentas: las plataformas de streaming eliminan contenido no solo porque las licencias puedan resultar caras en proporción al público que atraen, sino también porque pueden deducir impuestos con ellas.
Ninguna película o serie está a salvo, y eso es lo que sucede cuando nuestra cultura audiovisual cae en manos de unas pocas corporaciones. Si en verdad te gusta algo, te recomendamos adquirirlo en Blu-ray o DVD.