El terror es, por mucho, uno de los géneros favoritos de los cinéfilos del mundo (y del público mexicano, ni se diga). Naturalmente, el catálogo de la que (todavía) es la plataforma de streaming más popular del mundo tiene suficientes títulos como para hablar de las mejores películas de terror de Netflix.
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El atractivo es que el servicio cuenta tanto con originales como con propuestas de estudios externos. Sin embargo, si se considera que estos últimos pueden abandonar el catálogo sin previo aviso, nos enfocaremos en las películas exclusivas.
Las mejores películas de terror de Netflix para un maratón de espanto
Cuenta bloqueada (2018)
El terror es más poderoso cuando está anclado en un nivel metafórico o cuando alude directamente a nuestras ansiedades contemporáneas. En ese sentido, Cuenta bloqueada (Cam) es una de las mejores propuestas del género en los últimos años.
La historia sigue a Alice (Madeline Brewer), una joven mujer que goza de mucho éxito como camgirl, al brindar shows eróticos en vivo por internet. Sin embargo, su canal es suplantado un día por quien parece ser una doble idéntica, por lo que no se detendrá ante nada para recuperarlo.
Cuenta bloqueada se convierte en un descenso a la locura, por medio de una historia que plantea que nuestra identidad se fragmenta entre el mundo real y el virtual.
Silencio (2016)
Aunque técnicamente no es una exclusiva de la plataforma en todos los territorios, tenemos que incluir este título entre las mejores películas de terror de Netflix. Lo merece.
En la superficie, Silencio (más conocida como Hush, su título original) podría parecer un slasher de invasión al hogar como tantos otros: un asesino invade la casa de una mujer (Kate Siegel), quien debe ingeniárselas para sobrevivir. Pero hay un giro interesante: es sordomuda y está totalmente sola e incomunicada.
Ya con esta particularidad, Silencio se distingue de cualquier otra película del subgénero. La dirección de Mike Flanagan (quien se ha vuelto uno de los creativos más queridos que trabajan con Netflix, por series como Misa de medianoche y La maldición de Hill House) logra una tensión extraordinaria con un manejo magistral de la imagen y el sonido.
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Vampiros vs. El Bronx (2020)
Lo dicho anteriormente: el terror resulta todavía mejor cuando sus convenciones son utilizadas para retratar o comentar nuestras problemáticas contemporáneas. Vampiros vs. El Bronx (Vampires vs. The Bronx), aunque tiene un título estrafalario, logra precisamente eso, y de forma muy divertida.
La película sigue a un grupo de chicos que vive en un barrio del Bronx que comienza a gentrificarse rápidamente. Pero ese resulta ser el menor de sus problemas, ya que descubren que hay vampiros reales ocultándose en el pueblo y que traman un complot para, literalmente, extraer toda la vida de su comunidad.
La metáfora no es nada sutil: los habitantes son en su mayoría negros y los vampiros gentrificadores son blancos. Sin embargo, la ejecución es sumamente divertida y entretenida, al mezclar comedia y horror con un comentario social relevante.
El juego de Gerald (2017)
Una segunda (y merecida) aparición del director Mike Flanagan en esta lista. Se trata, además, de otra adaptación cinematográfica de una historia de Stephen King (la primera que haría Flanagan antes de adaptar Doctor Sueño).
Y la de El juego de Gerald (Gerald’s Game) es una historia sencilla, pero potente. Se trata de una pareja madura, Jessie (Carla Gugino) y Gerald (Bruce Greenwood), que decide pasar un fin de semana sola en una casa de campo, en un intento por salvar su matrimonio. Todo va bien hasta que, durante un juego sexual, él tiene un infarto fulminante mientras ella está esposada a la cama. Totalmente sola, queda atrapada entre el pánico, alucinaciones y sus propios demonios.
El juego de Gerald es otra demostración del talento de Flanagan para extraer la máxima perturbación psicológica a partir de un escenario sencillo, con un rodaje limitado prácticamente a una sola habitación. Pesa más lo psicológico que lo sobrenatural, pero no por ello es menos efectiva.
1922 (2017)
Otra adaptación de la obra de Stephen King. 1922 tiene un pie firmemente puesto en el thriller, aunque hay fuertes elementos de terror psicológico.
La historia sigue a Wilfred “Wilf” James (Thomas Jane), un granjero de Nebraska en 1922 que vive con su esposa, Arlette (Molly Parker), y su hijo adolescente, Henry (Dylan Schmid). Pero las cosas no son nada apacibles: Arlette tiene el firme plan de vender la granja y mudar a la familia a Omaha. Wilf se opone, así que está determinado a convencer a Henry de que lo ayude a asesinarla.
Es una tensa trama de intimidación, manipulación, horror psicológico y brutal violencia gráfica. Ha dividido a la audiencia por su temática, aunque indudablemente merece su lugar entre las mejores películas de terror de Netflix.