Estudio destapa negativos efectos de una mala hidratación

Insuficiencia cardiaca, accidente cerebrovascular, enfermedad pulmonar crónica, diabetes y demencia son algunos males asociados al fenómeno.

Juan José CastilloJuan José Castillo  ·  enero 2, 2023
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Estudio destapa negativos efectos de una mala hidratación
Foto: Bluewater Sweden / Unsplash

Envejecimiento prematuro y enfermedades crónicas son algunos de los negativos efectos de una mala hidratación, según una investigación realizada en Estados Unidos. De acuerdo con las pesquisas de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), dicha condición también podría acarrear en adultos más probabilidades de morir más jóvenes.

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Divulgados por NBC News, los resultados se basan en datos recopilados durante 25 años de más de 11,000 adultos. “Los participantes asistieron a sus primeras visitas médicas entre los 45 y 66 años, luego regresaron para seguimientos entre los 70 y los 90”, detalló.

La versión apuntó que los niveles de sodio en la sangre fue el indicador clave para observar una mala hidratación. Las concentraciones más altas fueron una posible señal del consumo insuficiente de líquido.

“Los investigadores encontraron que los participantes con niveles altos de sodio en la sangre envejecían fisiológicamente más rápido”, postuló el medio. Ello se reflejó en “marcadores de salud asociados con el envejecimiento, como presión arterial alta, colesterol y azúcar en la sangre”.

Estudio destapa negativos efectos de una mala hidratación
Observar los niveles de sodio en la sangre es fundamental. Foto: Giorgio Trovato / Unsplash

Según NBC News, el rango normal de las concentraciones de sodio en la sangre va entre 135 a 146 milimoles por litro (mmol/L). Las personas con niveles por encima de 144 mmol/L tenían 50 por ciento más de probabilidades de mostrar signos de envejecimiento físico. Además, mostraban 20 por ciento de mayor riesgo de muerte prematura.

Quienes exhibieron 142 mmol/L, tenían un riesgo elevado de desarrollar ciertas enfermedades crónicas, agregó la investigación. Entre ellas, citó insuficiencia cardiaca, accidente cerebrovascular, enfermedad pulmonar crónica, diabetes y demencia.

La investigadora Natalia Dmitrieva, de los NIH, sostuvo que la evidencia indica que la mezcla de buena hidratación, actividad física regular y nutrición adecuada “puede ralentizar aún más el proceso de envejecimiento”.

Desde la Universidad Johns Hopkins, Lawrence Appel matizó que la relación entre la mala hidratación y las enfermedades crónicas sigue siendo “altamente especulativa”. El director del Centro Welch de Prevención, Epidemiología e Investigación Clínica manifestó que el estudio de los NIH “no prueba que beber más agua” sea necesariamente beneficioso.

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Para Asher Rosinger, de la Universidad de Penn State, “es más probable que la deshidratación crónica acelere el proceso de envejecimiento”. Según el académico del Colegio de Salud y Desarrollo Humano, es improbable que la buena hidratación ayude a retrasarlo.