Desde el comienzo de la pandemia de COVID-19, Bill Gates fue uno de los blancos favoritos del movimiento antivacunas y los fanáticos de las conspiraciones. Concentrado en sus labores filantrópicas, el cofundador de empresa Microsoft confía en que las suspicacias sobre los medicamentos pronto se disipen.
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“Creo que está empezando a apagarse. Espero que sí”, comentó en una entrevista al periódico británico The Guardian. “Es trágico si hizo que las personas fueran más reacias a confiar en las vacunas o a usar una máscara donde deberían haberlo hecho”, señaló.
Movimiento antivacunas pudo tener efecto “trágico”, según Bill Gates
Gates admitió que el movimiento antivacunas “fue todo un fenómeno” y que en Estados Unidos también apuntó al médico especializado en inmunología Anthony Fauci. “Internacionalmente, fui solo yo (el objetivo), porque no sabían quién era Tony”, broméo.
Según confesó, recibió personalmente insultos de personas contrarias a las campañas de vacunación contra el SARS-CoV-2. “Hubo algunos casos en los que me encontré con gente en público que me gritaba que les estaba poniendo chips a las personas”.
Para Gates, fue “un poco extraño de ver” a los antivacunas y los conspiranoicos. “Esas personas realmente existen, no son solo algunos robots enviando mensajes”, señaló aludiendo a la actividad de estos grupos en las redes sociales.
El magnate estadounidense también se refirió a los resultados del Informe Goalkeepers, elaborado por la fundación que preside junto con su exesposa, Melinda. La misma versión destacó que “la mayoría” de los 17 objetivos de desarrollo sostenible acordados en 2015 “no se cumplirán”.
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“Cuando establecimos las metas, definitivamente no esperábamos algo como la pandemia”, se lamentó el también informático. “Sería horrible renunciar solo porque estamos obteniendo malas calificaciones debido a contratiempos inesperados”, reflexionó.
Para Bill Gates, “si seguimos financiando la ayuda al desarrollo adecuadamente, volveremos a donde estábamos antes de la pandemia dentro de un par de años y construiremos a partir de ahí”. “En el mejor de los casos, se puede decir que fue un contratiempo de tres o cuatro años. En algunas zonas, (fue) incluso peor”, finalizó.