Más del 45 por ciento de los enfermos de COVID-19 presenta al menos un síntoma persistente cuatro meses después de contagiarse. Así lo determinó un análisis de 735,000 casos de todo el mundo efectuado por la Universidad de Leicester (Inglaterra).
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El estudio histórico estableció secuelas tanto en niños como en adultos durante los 120 días posteriores al diagnóstico positivo. Una cuarta parte de ellos reportó fatiga y un volumen similar dijo sentir alguna dolencia o malestar, publicó Fortune.
Poco menos de una cuarta parte reconoció problemas para dormir, dificultad para respirar e inconvenientes en actividades rutinarias. La investigación consideró 194 fuentes internacionales.
Cambios en la estructura y función pulmonar se hallaron entre quienes habían sido hospitalizados por la infección por el coronavirus SARS-CoV-2. “Se encontró una tomografía computarizada o radiografías anormales en casi la mitad de los pacientes previamente hospitalizados”, citó el medio. También se halló capacidad reducida para procesar monóxido de carbono en casi un tercio.
Los autores advirtieron que “los cambios en la función pulmonar son similares a los observados después de otras infecciones virales, como SARS y MERS”. El estudio fue publicado en la plataforma eClinicalMedicine, de The Lancet.
Al observar a los enfermos no hospitalizados, más de un tercio de ellos tenían síntomas persistentes a los cuatro meses. “Se desconocen las razones por las que tantos pacientes experimentan COVID-19 durante mucho tiempo”, agregaron los científicos. Daño a órganos, inflamación, sistemas inmunitarios alterados y efectos psicológicos fueron algunos de los hallazgos en ese grupo.
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El análisis de la Universidad de Leicester no advirtió tasas más altas en ningún grupo de edad o género en particular. Tampoco logró definir si había diferencias por grupos étnicos, pues solo una cuarta parte de las fuentes aportó dicha variable.