Mucho se ha escrito sobre cómo huele el cosmos, pero pocas veces sobre el olor de la Estación Espacial Internacional. La exastronauta Cady Coleman hizo algunas confesiones a propósito de los esfuerzos de la NASA para mejorar la salud más allá de la órbita terrestre.
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En un artículo de Fast Company, la ingeniera y química contó cómo se convirtió en una especie de policía. Para evitar que los músculos se atrofien en microgravedad, los moradores de la estructura deben ejercitarse a diario. Dicha exigencia produce “ropa de gimnasia impresionantemente sudada, que la tripulación (en su mayoría masculina) reutilizaba mucho después de su fecha de caducidad”.
“Se suponía que no debíamos usarla más de una o dos semanas”, confesó. “Pero a pesar de tener un montón de ropa de gimnasia a bordo, algunos miembros de la tripulación estaban encantados de ahorrar suministros”, expresó.
El mal olor en la Estación Espacial se debía en buena medida a que había compañeros “decididos a batir el récord de mayor uso de ropa de gimnasia”. En paralelo, otros desechaban la ropa cuando aún estaba húmeda y la evaporación tampoco tenía el mejor de los resultados.
Según Coleman, una de las exigencias es reciclar toda la humedad, inclusive la que flota en el aire. “Cuando empezaron a meter la ropa mojada en bolsas de basura, cambió todo el equilibrio hídrico”, explicó.
La multinacional Colgate-Palmolive anunció una alianza con la NASA para resolver problemas como los que describió la exastronauta. El acuerdo es una oportunidad para generar “innovación disruptiva”, comentó el director técnico de la firma, Stephan Habif.
“Creemos que las soluciones que inventaríamos allí, con alguna adaptación, podrían ser grandes soluciones para lugares de la Tierra donde tenemos grandes limitaciones”, propuso. Al respecto, Coleman apuntó que “las cosas suceden de forma diferente, sobre todo biológicamente. El entorno de microgravedad nos permite hacer experimentos que no se pueden hacer aquí abajo”.
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Procedimientos que en la Tierra son rutinarios, se convierten en grandes aventuras en la Estación Espacial. Lavarse los dientes o cortarse las uñas son algunas de esas tareas que se tornan tremendamente complejas.