En un caso digno del docurreality Catfish, un falso astronauta ruso estafó con 30,000 dólares a una mujer japonesa. El delincuente dijo ser inquilino de la Estación Espacial Internacional (EEI) y exigió dinero a su víctima con la promesa de amor eterno.
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Según reportaron medios nipones, el hombre comprometió la boda una vez que regresara a la Tierra. Antes, eso sí, su novia virtual debía hacer cinco pagos para cubrir los costos que implicarían dejar el módulo que comparten Estados Unidos, Canadá y la Agencia Espacial Europea (ESA).
Mujer cae en engaño de estafador
Entre agosto y septiembre de 2022, la víctima de 65 años aportó el dinero, según las instrucciones de su falso enamorado, relató Vice. El monto costearía una cápsula que lo llevaría a Japón y su posterior aterrizaje. Pero, dado que sus demandas continuaron, sospechó de sus intenciones y la ilusión se quebró con una denuncia a la policía.
El falso astronauta contactó a la víctima por Instagram, pero la comunicación siguió por la app de mensajería instantánea Line. El delincuente compartió con ella “fotografías aleatorias” del espacio y sus quehaceres en la EEI.
Medios como el periódico japonés Yomiuri Shimbun y la cadena de noticias TV Asahi detallaron el modus operandi del criminal. Reiteradamente, expresaba sentimientos nobles, como “quiero comenzar mi vida en Japón”. “Decir esto 1,000 veces no será suficiente, pero lo seguiré haciendo: te amo”, fue otra de sus fraudulentas expresiones.
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Las autoridades investigan el caso como una “estafa romántica”, agregó la prensa japonesa, según Vice. Este tipo de delitos “han ido en aumento en Japón”, apuntó. Los fraudes, que incluyen episodios como los que mostró Catfish, se incrementaron de 8,693 en 2012 a 14,498 en 2022, un aumento de casi 67 por ciento.